martes, 22 de mayo de 2012
Loved
Publicado por La dama detrás de la historia en 19:47
¿Por qué será que a los poetas
les gusta tanto el firmamento? La promesa de lo eterno es lo que se esconde
entre sus estrellas y cometas, en los mundos y constelaciones infinitas que nos
recuerdan constantemente lo pequeño de nuestro ser, lo mínimos que somos
comparados con el azul de la noche, con el bosque y sus susurros, con la noche
y sus secretos guardados para siempre en algún rincón de la memoria de los
muertos que ya no están y que amaron hasta el fin.
La noche parece eterna al lado
del tiempo. Miles de sombras danzando en medio del fuego de sus ojos, bastó una
noche para soñar que la amaba y llenar así todo su mundo de luz, siendo un amor
tan grande que los hacía lucir pequeños al lado de tan infinito universo construido
para dos simples y humanos amantes.
Moviéndose al ritmo del canto del
ruiseñor siguen saltando de galaxia en galaxia, de planeta en planeta, cada
mundo más dulce y profundo que su antecesor, parecía un milagro que aquellos
humanos ojos fueran testigos de tan magnífica grandeza, pero finalmente es esa
bella durmiente en el bosque la que hace que el poeta vuelva a la tierra y con
él su deseo de tenerla, el cielo y sus constelaciones son ahora los pequeños,
nada importa al lado de tener a esa persona amada, tal vez sea eso lo que haga
que los poetas recurran al cielo para escribir, ¿qué importan las galaxias y
las noches estrelladas si se tiene al lado a la persona amada? Todo parece
pequeño, nada es perfecto salvo esa persona, a veces desearía ser poeta, poder
jugar con las palabras y dejar marcas imborrables en el tiempo y el espacio, no
tiene que ser el espacio de los libros de historia, sólo el de un pequeño
momento retratado para siempre en la mente de unos pocos.
Escuchemos la voz de las armonías
que el universo ha construido para nosotros, vivamos maravillados el embeleso
de las noches y el suspiro de la cambiante luna que nos ve desde la distancia y
cambia junto con nosotros, no importa que no concluyamos nada, sólo crucemos el
umbral del tiempo y quedémonos allí escondidos para nunca tener que decir adiós…
Quizás todos seamos poetas, sólo
que no sabemos asumir dicha misión todavía, nos falta la luz del amor y la
sangre de la experiencia corriendo por nuestras venas, tal vez algún día
podamos saltar de mundo a mundo, sin importar siquiera el pasado o el futuro,
sólo los segundos y los minutos de lo que canten nuestras voces y lo que
oculten nuestros silencios cuando oigamos el ruido de la ciudad y olvidemos oir
a nuestras mentes y nuestros corazones.
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