martes, 22 de mayo de 2012
Taken
Publicado por La dama detrás de la historia en 14:45
¿Amar es un pecado por el que muchos
queremos ir al infierno? Envidio a quienes aman sumidos en la locura de sus
deseos. El amor es una lucha que sólo encuentra semejanza con la muerte, dos
personas llevadas por el deseo y las ganas de unirse para siempre. Estar
enamorado es estar loco, caminar por sendas oscuras que sólo la música y el
arte han logrado iluminar, cada beso es una caricia que ordena al tiempo
detenerse, simplemente somos dos amantes que llegamos a conocer las némesis del
otro, porque te amo y a la vez amo a mis demonios. Una lucha con la muerte, con
quien somos y con quienes queremos llegar a ser.
El amor es como un fuego que consume lentamente hasta la última fibra de mi ser, fuego del infierno al que caen los amantes, y como el poeta clamo justicia, si cae uno que caigamos todos a las brasas del amor y del deseo, brasas de locura, ajenas a lo que el mundo quiere hacernos creer que es el oficio de amar. Dos astros sanguinarios, tú sol y yo luna, suspendidos para siempre en el misterio de la noche, orbitando en silencio y resignados a lidiar con la distancia entre nosotros. Tú sol y yo luna, podemos pretender ser amantes, unirnos para siempre en un eclipse que el mundo observe y envidie, ¿es tan difícil dejar de desear amar y empezar a amar? Hasta la muerte, hasta los fines remotos del orbe y las estrellas, no pasivos, sólo activos, desnudos pretendiendo tener idea de lo que estamos haciendo, tú sol y yo luna, reina de la noche y de ti, llena de cicatrices y marcas del deseo, hambrienta de la noche, que venga por fin a abrazarnos con su velo y sus soledades, sus palabras escriban nuestra historia, me cansé de envidiar a los tontos que se aman, tú sol y yo luna, tú sol y yo luna…
El amor es como un fuego que consume lentamente hasta la última fibra de mi ser, fuego del infierno al que caen los amantes, y como el poeta clamo justicia, si cae uno que caigamos todos a las brasas del amor y del deseo, brasas de locura, ajenas a lo que el mundo quiere hacernos creer que es el oficio de amar. Dos astros sanguinarios, tú sol y yo luna, suspendidos para siempre en el misterio de la noche, orbitando en silencio y resignados a lidiar con la distancia entre nosotros. Tú sol y yo luna, podemos pretender ser amantes, unirnos para siempre en un eclipse que el mundo observe y envidie, ¿es tan difícil dejar de desear amar y empezar a amar? Hasta la muerte, hasta los fines remotos del orbe y las estrellas, no pasivos, sólo activos, desnudos pretendiendo tener idea de lo que estamos haciendo, tú sol y yo luna, reina de la noche y de ti, llena de cicatrices y marcas del deseo, hambrienta de la noche, que venga por fin a abrazarnos con su velo y sus soledades, sus palabras escriban nuestra historia, me cansé de envidiar a los tontos que se aman, tú sol y yo luna, tú sol y yo luna…
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