viernes, 7 de mayo de 2010

Un sueño dentro de una ensoñación




La niña suspiraba y observaba a lo lejos....Divagaba y pensaba en sus sueños.



Era otoño, las hojas del manzano se pintaban de muchos tonos de rosa, dorado y escarlata.



Caminaban tomados de la mano. Él ,parecía no creerlo, y ella, miraba hacia otro lado y una tímida sonrisa surcaba su rostro y sus mejillas de por sí rosadas se habían tornado carmesies.



Nada les importaba ya: Sus padres, sus amigos, la lógica, la cordura. Todo eso había quedado atrás.



Alguien los observaba desde lejos, oculto tras un gran roble. Él sabía que dolería dejarlos ir, pero algo en lo más profundo de su ser le decía que así debían ser las cosas, no sería más su guardíán, ahora, alguien más la iba a proteger y cuidaría de ella, y ella por fin tendría esa paz y complementariedad que tanto había anhelado.Sonrió y se alejó tomando el rumbo opuesto a ellos. Con el tiempo, su reflejo se desvaneció tan pronto como había llegado.



Seguían caminando, el mundo no parecía ser lo suficientemente grande como para albergar el amor que sentía el uno por el otro.



El trigo se mecía con suavidad y ellos seguían caminando. Se detuvieron bajo un gran maple. Sus labios comenzaron a acercarse poco a poco, y ella susurró: Por fin........por fin........ por fin.....



Por fin, terminó la clase, ya podemos irnos Al.



Abrí mis ojos confusa y miré el lugar donde estaba: Para mi sorpresa, había una roja manzana frente a mí.


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