sábado, 6 de agosto de 2011

Al mono que toca los platillos en mi mente

Sentados frente a frente observo sus platillos: uno llamado Pánico, y el otro llamado Dolor.
Resuenan resuenan resuenan ..y mi mente se llena de sus caóticos ecos.


Inclino la cabeza hacia un lado, como siempre que siento curiosidad por algo, y me pregunto cómo dejé que aquel mono se instalara en mi cabeza y sus platillos se quedaran  allí retumbando durante todo este tiempo.

¿Eran ellas?, ¿era yo? ¿quién había adoptado a aquel maldito animal que no me dejaba oír lo que mi mente me gritaba que plasmara en el papel?

A veces su música me sacaba de mí misma
Se sentía bien.
Pero llegué al extremo de perderme, y me hallé corriendo en un bosque demasiado oscuro y tenebroso
No quería caminar por sus senderos sin alguien de la mano.
¡Cállate maldito mono, deja de hacer sonar tus platillos!
Respiré profundo, tomé al mono con mis manos y lo arrojé por la ventana. Esa misma por la que había arrojado su nombre hace unas semanas.



Corrí fuera del bosque y de la música.
Y desperté en el andén en el que había estado durmiendo hacía tanto tiempo.

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